El autor sostiene la tesis de que el país carece, en su desarrollo histórico, de un organismo de participación que recoja los diferentes aportes que se han presentado en la comunidad nacional, y que facilite una política que se proyecte en el tiempo, no sólo en el plano de las ideas, sino en su concreción. Las instancias de participación han tenido un carácter transitorio, creadas para buscar solución a problemas que en su momento son percibidos como graves y profundos, y cuando emergen instancias de participación más estructuradas, su acción es limitada y centralizada. El análisis de esta tesis lo efectúa, recorriendo el desarrollo educativo del país durante este siglo hasta la reforma educacional de 1965.