Un aspecto particular de la estrategia de seguridad nacional, la presencia militar adelantada, merece ser reevaluado a la luz de los cambios que se están produciendo en los intereses de la seguridad. En efecto, el desafío que enfrentan los estrategas nacionales es determinar si las regiones que son importantes para el país hoy serán igualmente importantes mañana. El gobierno de los Estados Unidos debería actuar como todo inversionista sagaz: debe invertir más en áreas donde los beneficios potenciales son importantes, y poco o nada donde las ganancias posibles sean limitadas. Si alguna vez el aforismo que dice que “el comercio sigue a la bandera” fue verdad, ya no lo es, al menos en el sentido de que los comerciantes estadounidenses ya no necesitan que los diplomáticos o las fuerzas armadas les allanen el camino. ¿Cuáles son entonces las “unidades” geográficas que deben tener en cuenta los responsables de las políticas estadounidenses, si ya ni siquiera la OTAN define una zona suficientemente cohesiva y homogénea en términos de los intereses estadounidenses?