El autor propone la inclusión del tiempo, la memoria y las expectativas en el análisis de las transiciones a la democracia. El estudios de los procesos de democratización experimentados por los países latinoamericanos y europeos, tal como es el caso de Chile, nos muestran otra dimensión de si mismos cuando incorporamos en nuestra perspectiva esa dimensión esencialmente dinámica que es el tiempo. Desde ese punto de vista, es posible analizar cómo los agentes políticos de la transición operaron en un medio de incertidumbre, apelando a mapas cognitivos que les permitieran mantener una orientación, en vistas a la realización de sus metas. Para el autor el caso chileno es un ejemplo de cómo la democratización fué una cuestión de tiempo, cronograma, secuencia y ritmo. Desde 1980 hasta el año 1989, la oposición democrática se adaptó progresivamente al cronograma temporal establecido por el gobierno del General Pinochet, en la Constitución de 1980, para reiniciar la vida democrática del país. Paralelo a este tiempo asumido por los agentes democráticos de la transición, el autor nos plantea el tema de las expectativas de una democracia ideal que no llegaría.