Como un año electoral, 2016 demostró la resistencia de los modelos económicos neoliberales y los procedimientos democráticos en el Perú. La elección de Pedro Pablo Kuczynski, popularmente conocido como PPK, indica que Perú experimentó un año más del modo “piloto automático” de la derecha, con la continuación de programas neoliberales dentro de un contexto de instituciones débiles e ineficientes. Las elecciones nacionales ilustran también la trayectoria de transferencias pacíficas y democráticas de poder a nivel nacional, evidenciando el compromiso del electorado peruano con los procedimientos democráticos. Parte de este compromiso se basa en un persistente rechazo hacia Keiko Fujimori como candidata presidencial por parte de una significante proporción de la población. Al mismo tiempo, la calidad de la democracia peruana permanece moderadamente baja, debido a una variedad de factores, como la omnipresente corrupción, los débiles partidos políticos, las problemáticas instituciones estatales y los problemas de desigualdad y exclusión social. Este artículo esboza estos patrones que continúan persistiendo a pesar de los cambios en el liderazgo que se introdujeron después de las elecciones de abril y junio.