El 2017 en Chile fue un año distinto en términos políticos y coyunturales. Luego de un periodo de calma institucional, el gobierno debió enfrentar la emergencia de los incendios forestales, los problemas de corrupción en Carabineros y las denuncias de maltrato en dependencias del Servicio Nacional de Menores (SENAME). Sumado a ello, ese año se desarrollaron las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales. Para el caso de las elecciones parlamentarias, significó también el estreno de la reforma electoral que reemplazó el sistema binominal por otro con distritos de magnitudes variables. Sostenemos que este cambio de regla electoral provocó tres efectos en los actores políticos: a) cambio de ambiciones en un contexto de incertidumbre, b) nuevas estrategias de trabajo territorial en campañas y c) renovación de las expectativas de nuevos actores tradicionalmente excluidos de la competencia electoral.